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Una tercera línea dinástica, esta vez ya no mítica sino histórica, queda recogida por Heródoto (s. V a.C.), considerado por muchos padre de la Historia, por su objetividad y la veracidad de su obra. En sus escritos, el de Alicarnaso narra las navegaciones de los focenses, y cómo éstos llegaron a Tartessos, al que describen como un emporio feliz y sin corrupción, un gran reino con amplias relaciones comerciales terrestres y marítimas, estructura política asentada, y de enorme riqueza. Allí gozaron de la amistad de su rey, Argantonio, monarca pacífico, hospitalario y de gran longevidad. La datación de esta época queda reflejada en los recursos que este rey proporciona a Kolaios, suficientes para construir las murallas de su ciudad, acosada por los medos. La caída de Focea ante los persas tuvo lugar en el 540 a.C.
Schulten calculó el reinado de Argantonio entre los años 630 y 550 a.C.
Como dice Maluquer, es de lamentar que se hayan perdido las obras de los escritores púnicos, que nos habrían legado mucha más información al respecto, pues el conocimiento de Tartessos por los griegos, además de breve, es bastante deficiente.
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