Gerión. Extraña figura Triple <<Previo
La información disponible en los textos antiguos sobre el décimo trabajo de Heracles, “Tomar los bueyes de Gerión sin pedirlos ni pagarlos”, es de las más numerosas que se encuentra entre las diferentes tareas, y muy superior en riqueza y personajes a muchas de ellas. Nombres como Gerión, Calírroe, Menetes, Euritión u Ortro, son citados expresamente en la propia crónica y sus desarrollos; y por si fuera poco, al eje central de la historia, la propia aventura en sí, se añaden personajes y relaciones colaterales que la enriquecen y acrecientan (Crísaor, Pegaso, Anteo, Equidna, …incluso Tifón, el gran enemigo de los dioses olímpicos). Con todos ellos disponía de materia suficiente para desarrollar una novela de aventura fantástica.
Pero cuando acudí a las fuentes clásicas para ampliar la base del mito, aparecieron ante mí nuevas referencias, inesperadas y ocultas; relaciones entre personajes que difícilmente podían ser achacadas a una simple coincidencia, y abrían nuevas puertas al misterio: Gerión es hijo de Calírroe y Crísaor. Este, junto a Pegaso, nació de Medusa, la Gorgona que fue perseguida, muerta y decapitada por Perseo; quien a su vez es abuelo de Heracles… que recibe el encargo de ir contra Gerión.
Círculos y más círculos que se cierran dentro de una misma historia, pero que son olvidados –quizás adrede– por la propia Historia en sí, pues en ella no se cita referencia alguna a ellos…
Demasiado extraño e inquietante como para dejarlo pasar…
Al principio sólo me movía el interés de escribir una historia de fantasía épica, en un reino semimítico, perdido, y cercano a mis raíces…
Pero cuando de las fuentes documentales comienzan a surgir misteriosas tramas secretas ocultas en la protohistoria, que se entremezclan y confunden en sí mismas; o enfrentamientos entre religiones pretéritas, que entrañan sin embargo el origen de la sumisión ancestral de la mujer al varón que ha regido en nuestra cultura, desarrollar personajes, investigar esas tramas, y desentrañar sus motivaciones encubiertas, se convirtieron en tareas auto-impuestas durante el proceso creativo de la obra (que, como he dicho, se iba desenvolviendo sola y por su cuenta), algo que para mí ha supuesto una de las tareas más agradables y seductoras que he encontrado a lo largo de mi vida.
Espero haber conseguido transmitir al lector lo mucho que disfruté realizándola.