El Regreso de Nórax

Han pasado varios años desde que se publicó el volumen anterior de la Saga, en que Nórax quedaba en posición comprometida, arrojado de El Pitio al mar por una ola desenfrenada, hundiéndose sin remedio en un mar embravecido.

Años, en los que la historia que continuaba ha estado escrita, pero no publicada. Años que he dedicado más al blog personal de noticias y reseñas sobre género fantástico, que finalmente ha conseguido llamarse Berserkr, una vez he podido recuperar el nombre del fanzine como dominio (aunque ahora se encuentra también algo abandonado).

Pero sí, la historia de Nórax continúa, y sus aventuras junto a Heracles finalizan, en Eritia, la Isla Roja, convertido ahora en ese heraldo que anunció la diosa, preludio de muerte… junto al terror mas abyecto y primordial de Discordia, y el amor de Eriteia.

 

ORÍGENES.

Nórax nace en una pequeña ciudad a la orilla del mar, en lo que hoy es Málaga (de Malach, Malacisch…: Malaka, en fenicio; Mainake, para los griegos) o sus alrededores.  Su madre muere al nacer él, durante el parto, momento en el que, además, concurre una circunstancia muy especial: se está produciendo un eclipse de sol, que tiene su punto más álgido en ese preciso instante; por eso, desde entonces, será mirado con recelo en el pueblo, y conocido como el hijo del sol negro.  Rechazado por todos, es apartado incluso de las ceremonias religiosas.Será criado por una antigua sacerdotisa de Silein,  la diosa Luna.  Pero en un tiempo en que ésta y la gran Diosa Madre, creadora de todo, van perdiendo su antigua influencia en favor de nuevos cultos que aparecen, dioses varones de influencia indoeuropea, más sangrientos y salvajes, que están suplantado a los antiguos en su pueblo, como ocurre en toda la vertiente mediterránea.  El culto a la Triple Diosa, y el predominio de la mujer en la toma de decisiones importantes, están siendo sustituidos por el del hombre, y su nuevo orden…

En un determinado momento, decide marcharse del pueblo, y vaga un tiempo por la comarca; hasta que decide emprender la aventura, recorrer el mundo y conocer las ciudades de las que ha oído hablar a los mercaderes. Es justo en ese momento cuando se inicia esta historia.

EL PERSONAJE.

(Descripción de Nórax realizada en su día como diseño de personaje)

norax_personaje

Físicamente, Nórax representa unos 20 años en el momento en que transcurre su primera historia.  Es joven e inexperto.

Como todo buen bárbaro dispone de un gran físico; bastante elástico, debido a la vida al aire libre que ha llevado, pero sin poseer la musculatura de un campeón de concurso de culturismo; tampoco es el mejor guerrero del mundo (ese es Conan… o Heracles).  Tiene buena estatura, alrededor de 1,85 m. (tal vez algo elevada para la época, pero no tanto si se compara con la de Heracles, 4 codos y 1 pie -2,30 mts.- según calculó Pitágoras).  Sus cabellos son oscuros, castaños; no lacios sino levemente rizados, lo que hace que cuando los lleva largos su melena sea algo aleonada.  En cierto modo, parecido al Conan de los primeros años, más cercano a de Barry Smith que al de Buscema.  Su rostro también es más suave, nariz no tan grande, ni rota, ojos marrones, acaramelados, con cierto brillo de inteligencia en la mirada.

Por vestimenta lleva un faldellín de color rojo, y a veces un jubón de piel o lana, de tono claro, que deja sus brazos al aire; por calzado unas sandalias. Una correa de cuero negro con adornos metálicos ciñe su cintura, y lleva colgado al hombro un tahalí, también negro, donde porta el arma, siempre a la espalda; ésta no es una espada, sino falcata, como la que el historiador romano Livio (siglo I) describe para los íberos.

PERSONALIDAD Y CREENCIAS:
Es en su forma de ser y sus motivaciones donde más se diferencia de Conan. De hecho, aunque físicamente pudiera parecerse a él, se encuentra más cercano a otro personaje de cómic cuyas aventuras me impresionaron en su momento: Kabul de Bengala (de H.G. Oesterheld, con dibujos de Altuna).

Sus motivaciones no son la venganza, ni el amor por la guerra, o el destacar sobre alguien; es un vagabundo, un errante, que busca siempre conocer gente nueva , lugares que puedan proporcionarle paz consigo mismo. Debido a sus orígenes (aunque él no lo manifieste, incluso aún cuando no sea realmente consciente de ello), en su interior late una necesidad imperiosa de encontrar amistad, el cariño, el calor de un hogar donde formar esa familia que nunca tuvo.  Y cuando lo encuentre, con Eritheia, no podrá mantenerlo…

No es pendenciero por naturaleza, sino pacífico en primera instancia.  Es, en cierta forma, un filósofo, que bebe de la naturaleza para sus reflexiones. Muchas veces a lo largo de su vida extrae de ésta ejemplos que aplicar a sus actos, o los utiliza en comparaciones con lo que encuentra.

En el aspecto religioso es un descreído respecto a los dioses, en cierto modo, un agnóstico… algo, por otro lado, realmente difícil en un momento como aquel de la protohistoria; pues ya dijo el poeta que era aquella una época en la que los dioses caminaban por la tierra junto a los mortales…   Tendrá buenas muestras de ello a lo largo de sus aventuras.

En la eterna confrontación entre el bien y el mal, la Luz y la Oscuridad, tomará partido por la primera, quizás motivado sólo por las circunstancias, como se verá.  Pero su origen entre sombras (ver post siguiente) le sitúa cerca del enemigo, y facilita que sea tentado por éste: el propio Señor Oscuro, en persona, no descansará hasta tenerlo bajo sus órdenes…  En cualquier caso, comprobará con experiencia propia que la línea de división entre ambas tendencias nunca está definida de forma clara; que siendo aspectos tan contrapuestos, al final, sus actos se miden en una zona intermedia de tonos grises; y que los dioses, sea cual sea su tendencia, siempre utilizan al hombre para su capricho y juegos.

Ello ocasionará que a veces presente actitudes contradictorias, o adopte decisiones más complejas de las que, en principio, pudiera sospechar sobre sí mismo.

Todo comenzó hace más de 20 años.

(El presente texto forma parte de un comentario realizado en 1999, para una propuesta de Nórax como guión de cómic / novela gráfica):

Por aquel entonces, yo editaba Berserkr, Fanzine de y sobre Fantasía Heroica.  Para su número 7 me propuse realizar un monográfico sobre Fantasía Heroica española: todo cuanto se hubiese escrito hasta entonces; también, dar paso a los nuevos escritores que surgían en aquel momento (recordad, en aquella época ninguna editorial publicaba nada que sonara a español).  Así las cosas, me puse en contacto con todos los compañeros del fandom y, gracias a ellos, recopilamos y quedó reflejado en un artículo todo cuanto había sido publicado en nuestro país, tanto de forma «oficial» como alternativa.  Además, de entre todos los relatos que me llegaban y no habían visto la luz aún, seleccioné los que me parecieron más interesantes, y ese número estuvo exclusivamente formado por relatos españoles de fantasía heroica.  La intención era repetir la experiencia algunos números más adelante, pero… en 1989, por diferentes motivos, y justo cuando la Sociedad Europea de Ciencia Ficción, reunida ese año en San Marino, le concedía el Premio Europeo de S.F. a la mejor revista española de aficionados, BERSERKR dejó de publicarse.

Pero, como alguien dijo, esa es otra historia…

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VOLVIENDO A JUNIO DE 1987…
Entre aquellos relatos colé uno propio; la primera parte (de tres) de un cuento titulado Sombras de Luz en la Oscuridad, Luz de Luna entre las Sombras (menudo título, ¿eh?), que continuó en el número 8, pero cuya parte final, al igual que el número 9 del fanzine nunca llegaría a ver la luz… aunque estaba terminada.

En ese número 7, junto a cada relato, al final, aparecía un pequeño comentario del autor, sobre el mismo o alguna cuestión relacionada. Reproduzco lo que dije en aquel momento, pues sigue teniendo validez ahora:

«Siempre, desde que me acerqué a su realidad, Tartessos ha ejercido sobre mí una atracción irresistible. Su misterio, su desconocimiento histórico hasta hace unos años y, a pesar de todo, el que hoy en día solo haya salido a la luz una ínfima parte de lo que fue una cultura excepcional, con leyes y poemas milenarios escritos en verso, una extensión de dominios extraordinaria para aquella época, y una ciudad (que algunos han querido emparejar con la Atlántida platónica) que desapareció sin dejar rastro y que constituye la deuda pendiente de la Arqueología moderna… Un Tartessos mitológico que da pie a la presencia de Herakles en su décimo trabajo, los bueyes de Gerión; pero también un Tartessos real, con una capacidad comercial única que le permite, a través de sus enormes «naves de Tharsis» bíblicas, recorrer la «vía del estaño» hasta Britania o suministrar al mismísimo Salomón materiales para su templo magnífico…

Y todo ello en Andalucía, mi tierra… ¿Podía alguien encontrar un entorno mejor para perderse en los caminos de la Fantasía?»

Desde entonces el relato ha sido reescrito.  Incluso prologado y continuado en una gran aventura al lado de Heraklés, que llevará al personaje junto a Gerión y el robo de sus bueyes, y donde conocerá a Erytheia, la futura madre de su hijo, que llevará su propio nombre a la historia.

Porque, eso sí, el nombre de Nórax es auténtico.  Y tartesio.  No es inventado, no.  Ni va persiguiendo esa estela de las vocales de Conan, para darle mayor popularidad y atractivo ante el público.  Nórax fue en realidad un tartesio, hijo de Erytheia y -según los griegos- el dios Hermes, mensajero de los dioses.  Famoso marino y posiblemente rey o general, años más tarde, junto al libio Sardo, darían nombre a Cerdeña (Sardo) y su capital Nora (Nórax).  Así queda recogido en la estela de Nora (S. IX a.C.), que se conserva en el museo de Cagliari.

Nuestro personaje literario será, con el tiempo, el padre de éste, a quien legará el nombre que la historia nos ha trasladado, que llegado a Erytheia como heraldo de la diosa.  De ahí la confusión griega con Hermes (o el querer emparentarlo con una divinidad, como era costumbre, para agrandar su prestigio).